La quinta temporada de Stranger Things es, oficialmente, la última. Y como todo cierre de ciclo de una serie generacional, viene cargada de expectativas, interrogantes y una cierta nostalgia anticipada. El fenómeno que empezó con niños en bicicletas y luces de Navidad ha mutado en una epopeya apocalíptica con sabor a Spielberg, Stephen King y anime ochentero, donde ya no hay lugar para lo pequeño. Pero… ¿cómo se cierra una historia que ha ido creciendo sin freno? ¿Cómo se soluciona el desfase entre el tiempo que ha pasado en la ficción y los rostros cada vez más adultos de sus protagonistas?
El elefante en la habitación: el paso del tiempo
Es quizás el reto más incómodo: los actores ya no pueden fingir que tienen 15 años. Millie Bobby Brown, Finn Wolfhard y compañía han cruzado el umbral de la adolescencia hace rato, y sus rostros, sus cuerpos y hasta sus voces ya no pertenecen al mundo de los 80 ni al de los institutos.
¿Cómo lo sortearán los hermanos Duffer? Una posibilidad lógica sería hacer un time jump argumental. Un salto de, digamos, dos o tres años. El final de la cuarta temporada lo deja todo al borde del colapso, pero no es inverosímil que empiece con un “el mundo ha sobrevivido, pero está roto”. Podrían mostrarnos un Hawkins ya fusionado con el Upside Down, donde nuestros protagonistas viven en una especie de zona cero, adaptándose a una realidad distorsionada. Y ahí sí: los rostros más adultos tendrían sentido. Serían jóvenes que han crecido en la guerra, como soldados después del apocalipsis.
¿Qué misterios quedan por resolver?
Más de los que parece. Porque Stranger Things es una serie que se ha nutrido de muchas ideas, pero no siempre las ha cerrado con rigor. Aquí algunas preguntas que merecen respuesta:
- ¿Qué es realmente el Upside Down? ¿Por qué está congelado en el tiempo desde 1983?
- ¿Qué fue de Kali, la hermana de Eleven, introducida en la olvidable temporada 2 y luego olvidada por completo? ¿Acaso no tiene sentido que vuelva ahora, cuando la guerra es total?
- ¿Quién más fue creado o alterado por el programa que experimentó con Eleven y otros niños? ¿Hay más “números” por ahí?
- ¿Vecna es la mente maestra… o hay algo por encima? ¿Una conciencia superior, más allá de Henry Creel?
- ¿Volverá Eddie Munson de alguna manera? (Spoiler: probablemente no. Pero si hay una serie capaz de resucitar un icono, es esta).
¿Qué tramas podemos imaginar?
Una posibilidad clara: una guerra final, a gran escala, entre el mundo real y el otro lado. Con nuestros personajes divididos, usando sus habilidades —naturales o paranormales— para cerrar el portal de una vez por todas.
Podríamos ver a Eleven perdiendo progresivamente sus poderes mientras intenta conectar con otras víctimas del Dr. Brenner para formar una suerte de escuadrón psíquico. Max, si sobrevive o despierta, podría tener secuelas psíquicas o incluso una conexión latente con el mundo de Vecna. Will, cuya conexión con el Upside Down nunca ha sido bien desarrollada, podría ser clave: ¿y si el final de la serie es, irónicamente, él sacrificándose para sellar el nexo?
Y no olvidemos a Hopper, Joyce, Nancy, Jonathan, Steve… muchos de ellos deben encontrar un desenlace emocional. La serie también es sobre crecer, y no todos deberían salir vivos. Un final con pérdidas reales, donde no todos llegan al epílogo, sería honesto con el tono más oscuro de las últimas temporadas.
Lo que espero… y lo que temo
Espero que Stranger Things 5 se atreva a no complacer a todo el mundo. Que no sea un carrusel de nostalgia o fanservice vacío. Que no resuciten a personajes solo por el aplauso fácil ni repitan fórmulas de temporadas anteriores. Quiero un cierre que respete la evolución de los personajes. Que cierre el círculo. Que explique, al menos mínimamente, la mitología detrás del caos.
Y temo lo contrario: que la serie, por miedo a decepcionar, juegue a lo seguro. Que acabe como muchas franquicias: estéticamente brillante, emocionalmente inerte. Que el final sea tan grande que olvide lo íntimo.
En resumen: cerrar lo imposible
Stranger Things empezó como una historia modesta sobre la amistad, la pérdida y el misterio. Hoy es un espectáculo global con una mitología propia. Y cerrar eso sin traicionar su origen ni perderse en el artificio será, sin duda, su mayor desafío.
Pero si lo logran, si encuentran el equilibrio entre el espectáculo y el alma, entre la épica y la melancolía, Stranger Things 5 podría ser lo que todos necesitamos: un final que no lo explique todo… pero que lo sienta todo.